El Fly Over en Reykjavik es un simulador de vuelo. Y un simulador de vuelo es un simulador de vuelo. Estamos en el año 2022. Seguramente no será nada del otro mundo.
Se puede pensar algo así, pero luego uno llega a Islandia donde todo parece estar diseñado, naturaleza incluida, para resultar impresionante. Así que el Fly Over en Reykjavik es mucho más que un simulador de vuelo. Para empezar porque no es una actividad, sino tres en una sola. Y la simulación de vuelo sobre algunos de los lugares más espectaculares de Islandia es sólo la tercera. La más impresionante, pero desde luego no la única interesante.
Y ya que estás en Reykjavik tienes que visitar la ciudad. ¡Por supuesto! A nosotros nos encanta la posibilidad de ver ballenas que nosotros las vimos con Special Tours y tenemos un 10% de descuento si usas el código “EUSKADIZ”) el museo de las ballenas y el Perlan en la capital. Pero también te puedes alquilar un coche (pincha AQUÍ para que te lleve al buscador desde donde siempre buscamos nosotros) y recorrer este maravilloso país. Por ejemplo puedes ver sus famosas montañas de colores, el Círculo Dorado (es un imprescindible), puedes hacer una excursión a Snaefellsnes o hacer una excursión por los glaciares y cascadas del sur de Islandia.
Y si quieres viajar y más en estos tiempos… Es super importante que lo hagas con un SEGURO DE VIAJES. Imagínate que a última hora no puedes viajar, que te pones enfermo, te pierden la maleta, tienes una caída… Te pueden pasar taaaantas cosas… Y nosotros solo te vamos a recomendar Chapka. AQUÍ TIENES UN ENLACE PARA QUE TE HAGAN UN DESCUENTO DE NUESTRA PARTE.
UN VISTAZO RÁPIDO
El Fly Over Islandia es una experiencia audiovisual que te lleva a conocer un poco más si cabe Islandia. Desde tres puntos de vista diferentes y espectaculares al mismo tiempo. Durante 30 minutos se vuela por la isla, pero también se “bucea” en las tradiciones, la cultura y la naturaleza islandesa.
En primer lugar, se visita una auténtica “longhouse”, la típica casa tradicional vikinga. Sí, esas que has visto cubiertas de hierba para ayudar a proteger el interior de la vivienda del clima nórdico. Allí nos recibe un islandés con muchas ganas de meternos en ambiente. De ahí pasamos al “Pozo del tiempo” donde nuestro anfitrión será aún más especial. Y el lugar y la proyección es un espectáculo tridimensional. Finalmente llega el turno del simulador de vuelo. Durante 10 minutos aproximadamente tenemos la oportunidad de sobrevolar paisajes que reconoceremos, otros que nos darán ganas de mudarnos a Islandia y otros que sencillamente nos parecerá imposible que existan.
Reykjavik es una ciudad pequeña, por tanto, si te alojas en el centro, la mejor manera de llegar hasta el Fly Over en Reykjavik es caminando. Deja atrás el centro histórico de la ciudad junto al lago y ve hacia el puerto viejo. Atraviesa esta zona repleta de restaurantes y empresas que realizan sobre todo los tours de avistamiento de ballenas y llegarás a la zona que en su día podría considerarse la más “portuaria”. Hoy en día la mayoría de los pabellones que estuvieron dedicados en exclusiva a la pesca y al sector marítimo se han reconvertido apuntando hacia el turismo. En esta parte del puerto, se pueden encontrar agencias locales, restaurantes, tiendas de todo tipo, supermercados e incluso algunas de las famosas heladerías de Reykjavik.
Nada más llegar a la zona encontrarás los supermercados y un par de enormes tiendas de electrónica. Justo después el inmenso museo de las ballenas: el Whales of Iceland. Y seguido ya podrás ver el edificio del Fly Over. Pueden verse también señales verticales que indican el camino y hasta algunas pintadas en el suelo. Vamos, que no tiene pérdida. La empresa se hace ver y se deja encontrar con facilidad. Para algo es la actividad más de moda en la capital islandesa.
También puedes ir en transporte público, claro (el número 14 de autobús). Puedes ver todas las paradas que tiene aquí. Y si quieres ir en coche (no es mala idea porque hay mucho sitio donde aparcar gratis) el Fly Over en Reykjavik está en la calle Fiskislóð 43. Además el autobús turístico también te deja en el museo de las ballenas, a dos minutos andando.
Los tickets del Fly Over no son especialmente baratos. Nada en Islandia lo es. Pero precisamente por el coste general de todo en Islandia, lo cierto es que parece hasta barato.
Las entradas para adultos cuestas 4.990 coronas y puedes comprarlas en la web y para los niños de 12 años o menos, la mitad: 2.495. Eso sí hay limitaciones de altura para los niños. Los niños son bienvenidos en el Fly Over, pero tienen que medir al menos 100 cm.
Esta atracción de Reykjavik está abierta todos los días desde las 10:00 hasta las 19:00. Las sesiones comienzan aproximadamente cada 15 minutos, por lo que precisamente se pide a todo el mundo estar al menos un cuarto de hora antes del comienzo del turno que se ha reservado.
HOY EN LA PUERTA | CON CÓDIGO PROMOCIONAL | |
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4.990 coronas islandesas | 4.491 coronas islandesas |
Por cierto, a nosotros nos encantan las tiendas de souvenirs, y esta tienda (que también visitamos) nos gustó por los trolls que vendían. Ya que en Islandia son tan famosos sus trolls, y este es un viaje por Islandia, ¿no sería un buen recuerdo tener en casa uno de ellos? Quizás uno que no sea tan grande…
El Fly Over en Reykjavik estaba entre nuestros objetivos desde que nos instalamos a pasar unos meses en la ciudad. Pero se había convertido en eso que quieres hacer, pero que no terminas de hacer porque encuentras otra cosa que te apetece más. Sin embargo, después de probarlo, tenemos claro que deberíamos haber venido antes y que seguramente repetiremos pronto. Siendo totalmente sinceros nuestras expectativas no eran muy altas. Todos los que habían hecho la actividad nos la recomendaban, pero no era algo que nos emocionara a lo loco.
Nada más llegar nos dirigimos a los mostradores donde compramos la entrada. No debería haber problemas para conseguir entradas, pero por si acaso es recomendable reservar los tickets con antelación. Se puede hacer en su página web. Hay accesos cada quince minutos, pero como llegamos con margen nos sentamos en la cafetería a esperar nuestro turno.
Llegado el momento subimos al primer piso y mientras llega el momento de acceder nos sacaron unas fotografías sobre un chroma key, que pueden comprarse a la salida. A partir de ahí, la cosa no puede estar mejor ordenada. Nos colocamos en filas, estrictas filas, y vamos pasando a una sala que en realidad es la cabaña vikinga.
Es una mezcla de escenario real con vídeo y con alguna cosa más. Nuestro anfitrión nos saluda en islandés, pero toda la narración es en inglés. Qué pena que nuestro inglés no sea un poquito mejor… Es bonito el ambiente con el fuego porque realmente sientes que estás en casa de este vikingo que empieza a contarte una historia maravillosa.
Después, otra vez muy ordenadamente, pasamos a otra sala con una pantalla circular en el suelo y una estructura de difícil definición colgando sobre ella. La verdad es que después de la introducción en la anterior sala, no sabemos muy bien qué esperar. Y de repente empieza la proyección. Todo es imagen y sonido, pero la estructura colgante, que sirve como pantalla, también se mueve. Impresionante. Un personaje de la mitología islandesa nos habla de tradiciones, de naturaleza y, en definitiva, de Islandia. Si querían engancharnos, lo han conseguido. En ese momento ya estamos flipando un poco y ¡aún no hemos entrado en el simulador!
En esta sala se usa música, video, imágenes, sonido y por supuesto las fuerzas de la naturaleza. El “guía” es “Sú Vitra”, un personaje basado en leyendas troll locales que ha sido diseñado a medida por el ilustrador Brian Pilkington. Entre ambos han creado la sabiduría y el encanto de Islandia.
Sú Vitra te lleva a través de tres actos diferentes. En primer lugar, sentirás el poder de la tierra a medida que toman forma las fuertes y, a menudo, violentas fuerzas de la naturaleza. Lo siguiente es la llegada del hombre y la introducción de Þetta Reddast.
Por fin, otra vez tan ordenados que parecemos una cadena de montaje, entramos en la sala del simulador de vuelo. Nos espera una fila de asientos que recuerda a los vagones de una montaña rusa. Nos subimos y nos piden abrocharnos el cinturón de seguridad. ¿En serio? ¿Vamos a volar de verdad? ¿Esto no era un simulador? Nos sentamos, nos cuelgan las piernas, nos abrochamos los cinturones, se apagan las luces y la estructura avanza hacia una enorme pantalla semiesférica. Y entonces… ¡despegamos!
Por cierto, si llevas un bolso tienes un compartimento para guardarlo en tu mismo asiento, pero no está permitido llevar maletas o bolsas grandes ni hacer fotos con flash. Nosotros te aconsejamos que lo guardes todo y que te dediques a disfrutar. Es mucho mejor almacenar todo lo que vas a vivir en tu mente. Mucho mejor quedarte suspendido con los pies colgando frente a una pantalla esférica de 20 metros mientras viajas por Islandia. Además los asientos son de movimiento completo. Vamos, que no necesitas ni imaginación.
Sí, despegamos de verdad. O al menos lo parece. Nuestros asientos se mueven, giran… y a medida que volamos subimos y bajamos. Sí, subimos y bajamos. Podemos entender que con giros de los asientos hacia arriba o hacia abajo parezca que subimos o bajamos. Pero ¿cómo demonios consiguen convencernos de que nuestro avión está acelerando o frenando? Alucinamos. Alucinamos mucho. Y todavía no hemos dicho una sola palabra sobre las imágenes. Sencillamente espectaculares. Volamos sobre algunos de los lugares más bellos y espectaculares de Islandia. Gracias al Fly Over visitamos sitios que será prácticamente imposible conocer en persona. Eso sí, seguro que reconoceremos dos o tres lugares al menos. No se trata de una proyección en tres dimensiones, pero por momentos lo parece. Además, le añaden de vez en cuando efectos de “4D” como agua, viento, olores… Sólo echamos en falta el famoso olor a huevo podrido del azufre de algunos lugares de Islandia.
Cuando termina el show, teníamos la sensación de bajarnos de una montaña rusa. Ese toque de adrenalina que te deja un poco cansado a pesar de no haberte movido del asiento. Quizá echamos en falta que el final fuera de esos que te dejan sin palabras, una traca final brutal. Ojo, que está muy bien, pero podría haber sido todavía más… impactante. En cualquier caso, nos encantó y lo único que no nos gustó es que no durara cinco horas porque es imposible cansarse de un espectáculo como el que ofrece el simulador de vuelo del Fly Over.