Étretat es un pueblito de Normandía (nosotros estuvimos viviendo un par de meses en Rouen) con una población de alrededor de 1.400 habitantes. No sabemos si sabes qué ver en Étretat, pero seguro que te suena por una cosa: sus acantilados. Son tan importantes, que los acantilados tienen hasta nombre: La Porte d’Amont, la Porte d’Aval y Manneporte. L’ Aiguille Creuse, es famosa por ser escenario de una aventura de Arsène Lupin.
Con la marea baja, dicen que se pueden observar los criaderos de ostras del siglo XVII y el legendario “Trou à l’homme”. Y si te gustan los pajaritos seguro que disfrutas en esta zona porque allí encontraras la gaviota plateada, fulmar boreal y el halcón peregrino.
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UN VISTAZO RÁPIDO
Antes de saber qué ver en Étretat tienes que saber que es un pueblo muy turístico, muy pequeño y con poco sitio para aparcar. Antes de entrar en el pueblo están señalizados los aparcamientos gratuitos donde puedes dejar el coche. Tienen en verano autobuses lanzadera que te acercan hasta el centro o también puedes ir caminando (15 minutos)
Lo cierto es que nosotros fuimos en invierno y queríamos aparcar en el pueblo porque íbamos grabando, y barato no es. Todo es zona azul y estos son los precios: una hora (un euro), una hora y media (tres euros), dos horas (cuatro euros), dos horas y media (cinco euros, que esto fue lo que nosotros pagamos), cuatro horas y media (nueve euros), cinco horas (once euros) y cinco horas y media (treinta euros). Y encima se paga de 09:00 a 19:00.
Lo primero que te llama la atención al llegar al pueblo es la arquitectura de sus casas con entramado de madera (aunque si viajas por Normandía ya te darás cuenta que esto es muy típico de la zona). A la entrada del pueblo a la derecha se encuentra la oficina de turismo por si eres de los que necesita un mapa cuando viaja. ¿Pero qué ver en el pueblo?
Este mercado fue construido en 1827 y ahora mismo lo que tienen son tiendas de recuerdos. Durante la II guerra Mundial se utilizó como hospital tanto para los soldados británicos como para los estadounidense. Lo cierto es que el pueblo tiene poco que ver.
Es super-mega turístico, y para cenar puede que esté bien porque tiene muchos restaurantes, pero te aconsejamos que des la vueltecita rápida. En cuanto a los precios para comer en el pueblo, hay por ejemplo una “friterie” que cuesta un crepe con azúcar 3, 50 euros o con Nutella 5 euros. Al haber tanta competencia los precios no son una locura.
A nosotros es que nos encanta el mar, y nada más llegar al paseo marítimo (a la derecha mirando el mar) vas a ver esta especie de trampolin que se utilizaba antiguamente en Étretat. Deberían poner una réplica y ponerlo otra vez en el mar, ¿verdad? ¡Nos encantaría probarlo! Es en 1850 cuando empieza la fama de Étretat como balneario, como sitio donde bañarse en el mar. Así que en el mar tenían dos o tres trampolines o puentes para poder saltar y bañarse en el mar.
Para nosotros el mar es algo imprescible qué ver en Étretat y la playa no tiene pérdida, se encuentra al final de la calle principal. Es de cantos rodados y desde ella tendrás unas vistas impresionantes de los acantilados. Lo que más te va a llamar es a la izquierda, es el Falaise d´Aval (El Ojo de la Aguja): un arco natural que se formó por la erosión del mar y mide 70 metros de altura.
Y esta costa se le conoce como la Costa de Alabastro. Se la llama así por su color blanco por su piedra caliza. Supongo que te lo imaginas, pero desde allí se ve un atardecer que te mueres. Eso mismo pensó Monet que se dedicaba a pintar una y otra vez los acantilados.
Por cierto, te recomendamos obviamente que te des un paseo por el paseo marítimo y que luego vayas por el sendero de los acantilados (¡es precioso!) pero antes de subir haznos caso y ve al servicio gratuito que hay en el paseo marítimo antes de subir a los acantilados (por si acaso). Si te coge por el centro también hay otros baños públicos al lado del ayuntamiento por si lo necesitas…
Más o menos el camino a pie es de una hora y media (llegas a la Falaise d’Amont) y lo tienes que hacer porque es imprescindible para admirar los acantilados (así como un campo de golf) y descubrir los secretos de la novela Arsenio Lupin y la aguja hueca. Además en el camino tienes muchos miradores para poder parar y hacer miles de fotos del paisaje. También si te va el deporte, puedes hacer muchas rutas de senderimo en Étretat. Hemos visto a muchísima gente andando por los acantilados, y es que hay miles de opciones como puedes ver aquí.
Es bonito pensar mientras que vas por el camino, que a finales del siglo XIX, vinieron muchos personajes famosos a veranear en Étretat y algunos, como el músico Offenbach, se hiciero una villa junto al mar. Y por eso es algo qué ver en Étretat.
El escritor Guy de Maupassant, autor de Bel-Ami, que venía aquí de vacaciones cuando era niño, se construyó también la villa La Guillette (hoy es propiedad privada y no se puede visitar), y comparó la Falaise d’Aval con un elefante con la trompa sumergida en el agua (cosa que nosotros estamos super de acuerdo). No muy lejos se encuentra la casa de otro famoso escritor, que se inspiró en los relatos de Maupassant y en las novelas de Flaubert: Maurice Leblanc, el creador de Arsenio Lupin, el caballero ladrón.
Maurice Leblanc nació en Rouen en 1864, y con poco más de veinte años se mudó a París para escribir. No tenía mucho éxito hasta que en 1905, le encargaron una historia al estilo de Sherlock Holmes, muy populares en esa época. Así, publicó El arresto de Arsenio Lupin y se hizo famoso. Nació el personaje del caballero-ladrón y entre 1907 y 1937 (en 1939, huyó de la Francia ocupada por los nazis y se refugió en el sur)
Leblanc escribió un total de 19 novelas, 39 cuentos y 5 obras de teatro, todas centradas en Arsenio Lupin. Y te contamos toda esta historia porque escribió la mayoría de sus obras en Étretat, donde en 1918 compró una elegante casa de madera de dos plantas con tejados inclinados, al más puro estilo normando, rodeada de un hermoso jardín. Mucha gente que viaja a Étretat y quiere saber qué ver en Étretat acaba en la casa del autor, porque es interesante.
El Clos Lupin es además de un museo, el hogar de Maurice Leblanc y de su héroe Lupin. La visita es casi un espectáculo, se divide en siete etapas guiadas por la voz del escritor Leblanc y luego por Lupin y los dos terminan juntándose… El objetivo es resolver el misterio de La aguja hueca, quizás la novela más famosa, y encontrar dentro de esa aguja de piedra el escondite de los tesoros de los robos más clamorosos, las perlas, rubíes, zafiros y diamantes de la reina: El fabuloso tesoro de los reyes de Francia.
Hoy en día todavía hay un grupo de apasionados (llamados los “Gentlemen Lupinophiles”) convencidos de que en algún lugar de los acantilados de Étretat existe un pasadizo secreto que conduce a la aguja donde el tesoro les espera.
Monet estaba todo el rato pintando cuadros de Etretat. Bueno, lo cierto es que estaba todo el rato por Normandía pintando. Hoy en día sería un influencer que sube stories en Instagram, pero por aquella época, el pobre pintaba para sobrevivir. Si lo que quieres saber es qué ver en Etretat, sin duda son los paisajes que veía el artista.
Entre los muchos cuadros que pintó allí, te dejamos los principales para que cuando vayas a Etretat te fijes en los mismos paisajes que pintó Monet. “Soleil couchant à Etretat” (1883), “Mer agitée à Étretat” (1883), “Falaise et Porte d’Aval par gros temps” (1883), “La Manneporte (Etretat)” (1883), “Aiguille et Porte d’Aval, Etretat – soleil couchant” (1883-1885), “Étretat, la Manneporte, reflets sur l’eau” (1885), “La Falaise d’Aval, Étretat” (1885), “L’Aiguille vue à travers la Porte d’Aval (W1049)” (1885), “Étretat, la Porte d’Aval : bateaux de pêche sortant du port” (1885), “Climat pluvieux, Etretat” (1886), “Falaises d’Etretat” (1886) o “La Manneporte près d’Etretat” (1886)
Cuando ya te hayas dado el paseito por los acantilados (si vas por la tarde es mejor que empieces en los jardines y luego veas el atardecer en los acantilados), te super recomendamos que visites los jardines de Étretat. ¿Unos jardines? Pues no, no son unos jardines vulgares. Podría decirse que son los jardines más bonitos que hemos visto en nuestra vida.
En el siglo XX la actriz Madame Thebault tenía unos terrenos y decidió que quería tener unos jardines muy modernos (“Roxelane”) para su época. ¿Y qué es lo que hacía? Invitaba a su amigo Monet para que pintara desde ellos. Desde allí pinto el cuadro “Soleil couchant à Etretat”, por ejemplo.
Digamos que los jardines están en el otro extremo de los acantilados famosos (de la aguja) pero no por eso esta parte de los acantilados es menos hermosa. Por eso, antes de entrar en los jardines tienes que llegar a este banco donde podrás tener una perspectiva completamente diferente de los acantilados. Nosotros no pudimos entrar en la Capilla de Notre Dame de la Guarda (la iglesia que se ve desde todas partes arriba en la montaña) que estaba cerrada, pero esa iglesia le da un encanto especial a la zona. Fue construida por los marineros que acarrearon manualmente los materiales para su construcción.
Obviamente como en toda Francia en esta época, te piden el pasaporte Covid a la entrada. En cuanto a los precios teniendo en cuenta que es como un museo, no es nada caro (y puedes echar la tarde si quieres). Para los adultos cuesta 10,50 euros, en grupos de 20 personas cuesta 7 euros y los niños entre 2 y 14 años pagan 7, 20 euros.
Los Jardines de Étretat de estilo neo-futurista y es sin duda algo que incluir en tu lista de qué ver en Étretat. Hay unas vistas incréibles desde ellos de la costa de Étretat, donde los arboles esculpidos se transforman en rocas y se entremezclan con el horizonte.
El proyecto ha sido laureado con el premio European Garden Award bajo la nominación de «Mejor Restauración del Jardín Histórico», premiado con la estrella Michelin de la categoría «Guía turística verde», también se encuentra en la lista de «Los Grandiosos Jardines del Mundo» (Great Gardens of the World) y detenta la etiqueta de «Jardin Notable» (Jardin remarquable). El jardín tiene siete partes, digamos que siete espacios.
El Jardín Avatar está situado en la entrada a Los Jardines de Étretat. “Avatar”, procedente del sánscrito, es un término que describe el descenso de Dios a la tierra, la encarnación del todo, el guardián del cosmos. El Jardín Avatar es un portal, que muestra el camino al otro lado de la realidad, al surrealismo mágico. No hay más que ver estas dos esculturas de las dos hermanas con la máscara de gas. Aquí incluso los arboles pueden hacer música. Las plantas, podadas de forma inusual te meten en un cuento de hadas, donde cada uno elige el camino hacia su Avatar.
Al principio, puede que te pase y es que hay tantos estímulos que no sabes ni a dónde mirar. Te sobrecoge las melodías, las locuciones, la belleza. Nosotros nos quedamos un buen rato mirando esta escultura de la gota de agua. A mí como no me gusta la lluvia me recuerda a la pesadez que es que llueva. Pero lo mágico de la escultura es sin duda el entorno donde está.
La granja de ostras, que sirvió de prototipo para “El Jardin Emotions”, está al pie de Los Jardines de Étretat. Es la primera granja de ostras francesas, que perteneció a la reina Maria Antoñeta. El fondo marino es un concepto principal del Jardín.
En las plantas podadas puedes reconocer los paisajes del mundo submarino y el hábitat de las ostras. Pero lo increíble del sitio son las esculturas de caras que expresan una gran variedad de sentimientos y simbolizan diferentes “estados de ánimo” del abismo marino y sus habitantes. De lo que más nos ha impresionado de todo lo que hay qué ver en Étretat.
Es el corazón de Los Jardines de Étretat. Allí es donde se inspiraban los grandes artistas del siglo pasado, como Camille Corot, Eugène Delacroix, Claude Monet, Vasili Polénov. La composición de las plantas podadas en el jardín te recuerda a las mareas altas y bajas del canal de La Mancha, reforzando el efecto de la inmersión en el mar. ¡Una delicia!
El Jardin d’Aval es un punto de encuentro. Este jardín está inspirado en “Alicia en el país de las maravillas”. El Jardín d’Aval está rodeado de plantas extravagantes y muchos arcos, que repiten el famoso acantilado Porte d’Aval de Étretat. El Jardin d’Aval es también famoso por su colección de orquídeas, que refuerzan el efecto surrealista, gracias a sus matices y formas inusuales.
Si no te has relajado ya (nos extraña mucho que no lo hayas hecho), cuando entres en este espacio no te vas a acordar ni que estás en el planeta tierra. Es como si entraras en Japón, en la meditación. Todo está lleno de símbolos que servirán para relajarte. Si quieres saber qué ver en Étretat, sin duda es la actividad más relajante.
A nosotros nos llamó mucho la atención una escultura que es una persona que está en el proceso de concentración olvidándose del mundo exterior que es en el que nos encontramos. Mitad hombre, mitad animal (parece una ranita), lo cierto es que esta escultura de bronce en esa esquinita precisa de los jardines la hace inolvidable.
En el jardín se esconde la instalación de sonido que representa la idea del despertar de la bondad. Los sonidos además ayudan a descubrir nuevas formas de percibir el medio ambiente a través del arte.
Y cuando crees que nada te va a sorprender, la instalación del artista ruso Sergei Katrán te enseña esculturas terracotas, cuyas formas reproducen la forma de las ondas sonoras de la palabra “arte” en diferentes idiomas. El autor convierte la palabra en un objeto visual y tangible. En la instalación sonora del artista puedes escuchar “El diálogo neo-lingüista” de la palabra “arte”, pronunciada en 125 idiomas por el lingüista Willi Melknikov y el artista Sergey Katrán.
Jardin La Manche está situado en el medio de Los Jardines de Étretat. Es un inmenso laberinto de plantas podadas, representando el mar revuelto. El color plateado de las hojas en las composiciones te puede recordar al color de la espuma cuando choca contra las rocas de Étretat. Jardin La Manche tiene fama de provocar emociones intensas. Al encontrarse en el abismo del elemento marítimo, la persona tiende a salir de ella “con vida”. Por eso es una de las cosas que necesitas saber de qué ver en Étretat.
Jardin d’Amont se impone en Los Jardines de Étretat. Las plantas se convierten en rocas y se entremezclan con el horizonte. Las plantas ilustran el dibujo de los acantilados de alabastro de la costa de Normandía, y sorprenden por su rigurosidad matemática y su sincronismo geométrico. La terraza de Jardin d’Amont es el punto más alto de Los Jardines de Étretat. Desde allí se abre la vista mágica a los jardines y puedes ver todo el recorrido que has hecho.
¡Si vas, déjanos en los comentarios qué es lo que más te ha gustado! Nosotros adoramos Normandía. 🙂