Tel Aviv está a 62 kilómetros de Jerusalén y es la ciudad más cosmopolita de Israel. Dicen de ella que es vegetariana (damos fe) y que está abierta al mundo gay (no creemos que sea San Francisco pero hacen su esfuerzo)
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Lo que si es verdad que es una ciudad completamente diferente al resto de Israel porque no hay ruinas ni monumentos religiosos como por ejemplo en la maravillosa Acre. Aquí lo que hay son playas, modernidad y lugares de diversión.
UN VISTAZO RÁPIDO
La ciudad es que no puede ser más joven… Tras la primera Guerra Mundial, Palestina fue declarada la tierra de los judíos y empezó la inmigración a la Tierra Prometida. A todo esto dicen que así se cumple la profecía de Ezequiel “el hueso desecado volverá a la vida por el espíritu de Dios y regresará a casa, a la Tierra de Israel”.
En 1921 Jaffa (así se llamaba y se llama la ciudad) ya tenía policía y un sistema educativo y pronto se convirtió en el centro comercial del país. Pero claro, los árabes ya vivían allí y se manifestaron consiguiendo que cerraran el puerto de Jaffa al comercio judío.
Es en 1948 cuando se proclama el Estado de Israel y al día siguiente los países árabes declararon la guerra a Israel ya que muchos árabes de Jaffa abandonaron sus hogares porque fueron ocupados por inmigrantes judíos.
Estos judíos fueron extendiendo sus barrios, y en 1950 unieron Tel Aviv y Jaffa. ¡Y ahora es una ciudad enorme! Para que te orientes, la mayoría de las avenidas van de sur a norte paralelas al mar que está al oeste.
Nosotros llegamos al aeropuerto internacional de Ben Gurión y nuestro consejo más importante es que tengáis en cuenta que el país se paraliza entre el viernes después de comer (18 minutos después de la puesta de sol) y el sábado 45 minutos después de la puesta de sol (se llama Shabat)
Nosotros llegamos precisamente en viernes a la hora de comer un poco antes del shabat y teníamos un autobús que te lleva al centro de Tel Aviv en el mismo aeropuerto pero… Nos quedamos esperando y nunca vino. (Si el chófer ve que no le va a dar tiempo de estar en su casa cuando empiece el shabat no hace el recorrido)
Afortunadamente el aeropuerto tiene wifi abierto y ahí pudimos pedir un Uber. En Tel Aviv los taxis funcionan también a través de la aplicación así que allí pedimos uno a nuestro hostal Abraham hostels que nos costó 152,80 shekels aunque el chófer nos dijo que había un precio fijo de 170…
Para nosotros lo más interesante es pasear por el centro, comer algo rico, dar una vuelta por el paseo marítimo e ir a la milenaria Jaffa que para nosotros es más interesante.
A Jaffa se puede ir tranquilamente andando desde el centro de Tel Aviv. Además es un paseo muy agradable porque se puede ir por el paseo marítimo mientras ves a músicos y vendedores vendiendo bretzels.
Dicen que de camino a Jaffa hay unas vistas muy bonitas desde el convento armenio de San Nicolás, pero el día que nosotros fuimos había un entierro y no entramos. De cualquier modo están prohibidas las pistolas y hacer vídeos y fotos.
Esta plaza es donde se ubica la torre del reloj y es lo que marca el inicio de la visita a Jaffa. Esta torre se hizo en 1906 y en las vidrieras se ven escenas de la historia de Jaffa.
Está entre las calles Eshel y Olei Zion y se puede visitar cualquier duda menos el sábado (por eso no pudimos verlo). Puedes ver desde ropa antigua hasta muebles, antigüedades, obras de arte y gangas.
Desde aquí es desde donde vas a tener las mejores vistas de Jaffa. Y en este parque está el puente de los suspiros (Whising bridge) que es una turistada (pero reconocemos que la hicimos) y según la tradición hay que pedir un deseo poniendo la mano sobre tu signo del zodiaco.
Es la plaza central de la parte vieja. Lo interesante es que hay un Visitors Centre que es gratis entrar, y tiene los restos de un cementerio subterráneo.
Este barrio mola mucho si te gusta la moda y el moderneo. Es el barrio de los artistas. Aquí puedes ver tiendas de ropa supermoderna que se combinan con galerías de arte. Hay casas también muy interesantes que son parada obligatoria para los turistas. Esta es la número 20.
Si tuviéramos que elegir un barrio donde vivir en Tel Aviv sin duda sería este. Es como un pueblito con casitas bajas, pero es moderno-pijo y se nota que se vive muy tranquilo aquí (será carísimo por su proximidad al centro y a la playa)
Es la zona pija del centro. Se llama así en honor a una rica familia europea y es una de las calles mas famosas de la ciudad porque tiene edificios Bauhaus y por eso es patrimonio de la UNESCO.
Matkot es el juego israelí para jugar a las palas en la playa. Y la verdad es que impresiona. Es como jugar a las palas pero el sonido de la pelota vasca porque le dan con ganas. En esta playa es muy común ver a la gente jugar.
Como curiosidad te contaremos que hay una especie de casita para los vigilantes de la playa que tienen camas y todo. Nosotros quisimos hacer un vídeo para Euskadiz vlogs, pero la verdad es que fueron bastante antipáticos y nos dijeron que teníamos que pedir permiso (pero de muy malas formas).
En cuanto a precios en los chiringuitos de playa no tenemos ni idea (aunque hay uno de los chiringuitos que tiene mucha fama por su hummus pero a nosotros nos gusta más los bares locales) pero tomamos una cocacola de un super cercano a la playa y nos costó 8 shekels (unos 2 euros)
Así resumiendo un poco las playas, Hilton es la playa gay y la de los surfistas, Gordon, Frishman, Trumpeldor, Yerushlaiyim y Ge´la son las más concurridas y tienen chiringuitos. Y luego cerca de Jaffa está la “alternativa” porque los viernes se tocan los bongos y el yembé que es Drummers beach.
Y la más diferente de todas es la playa Nordau que es para gente religiosa y tiene días y horarios para hombres y para mujeres como en España hace cincuenta años.
Nosotros quisimos conocer este mercado (entre otras cosas) con un tour de Abraham tours “La otra Tel Aviv: comida, cultura, gente”. Es super interesante, porque a la vez que vas viendo el centro de Tel Aviv, vas comiendo comida típica.
Nuestro guía se llamaba Ori, y lo primero que hizo al conocernos es un darnos un vaso reciclable… Lo vimos un poco raro pero es que hay algunos momentos en el tour… ¡Que bebimos arak (es como un anís)! 🙂 Y es que en Israel es legal beber en la calle.
Por cierto, esta bebida se ha puesto ahora un poco de moda. Y como todo lo que se pone de moda, pues sube de precio. Nos contó Ori que antes una botella costaba 10 shekels y ahora cuesta 70. Y era un chico joven, osea que no hablaría de hace mucho tiempo…
Aprendimos que en la zona del centro el alquiler de una habitación puede costar tranquilamente 1000 euros, que en la calle Allenby se puede comprar ropa barata y en Nachalat Binyamin puedes comprar cosas especiales de diseñadores locales (mejor ir martes o viernes). Por cierto, los jueves y viernes hay un mercado de basura (tal cual) en la plaza Dizengoff.
Nosotros fuimos a una pastelería de Georgia en el propio mercado y comimos una masa rellena de queso muy rica (emerley), también la famosa halva (un dulce que se parece al mazapán hecho con pasta de sémola), un hummus ríquisimo (era vanguardista porque se mezclaba con otras comidas y era un bar abierto desde 1937) y la famosa malabi.
Es un barrio muy peculiar. Empezó a formarse en 1906 y se puede decir que cada vecino hacía su casa a su manera. Lo cual es muy bonito pero también muy destartalado.
Hoy en día es un barrio tranquilo, de casas bajas, donde se consume droga de manera relajada y donde muchos estudiantes quieren vivir pero es muy difícil porque la gente no deja fácilmente sus casas.
Se llama así porque lo empezaron a habitar judíos que provenían de Yemen, y desde luego es un barrio muy creativo. Allí pudimos ver un graffiti del artista Rami Meiri (calle Yishkon con esquina Kerem Hateimanim) y además tuvimos la gran suerte de encontrárnoslo a la media hora y pudimos charlar con él.
Y esta vuelta por el barrio yemení, el mercado del Carmel… Nos hizo ver por ejemplo que en la calle Elyashiv conviven perfectamente una sinagoga egipcia, una iglesia armenia y un local gay. Así es Tel Aviv.
No sabemos decirte si hay más gatos o cajeros automáticos, pero es una exageración. Es más, suelen hacer buena pareja y donde hay un cajero automáticos suele haber un gato gordito al lado (están muy bien alimentados)
Llegamos a preguntar por qué tanto gato y nos dijeron que no es un animal impuro en ninguna de las religiones que en Israel conviven, así que todo el mundo los quiere y por lo visto los alimenta.
El caso de los cajeros automáticos si que es un expediente X. ¡Nosotros nos reímos mucho! Es verdaderamente sorprendente que negocios como una floristería, tienda de juguetes o tienda de helados tengan su propio cajero.
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Si Tel Aviv es la ciudad de la fiesta de Israel… Eso había que probarlo, y qué mejor manera que saliendo de marcha. Así que hicimos una excursión de nuevo en Abraham tours desde nuestro hostel. Así fuimos directamente a los pubs que estás de moda ahora.
Nos comentaron que la inseguridad que hay en Tel Aviv más que en tema de robos es para el sexo femenino. Por lo visto hay muchos chicos que se pasan con las chicas, e ir con un grupo y sobre todo con israelís, pues te deja muy tranquilo.
Nosotros fuimos con Hezi (una maravilla de chico con mucha actitud) a un pub “Kuli Alma” que nos encantó porque tiene una sala pequeña con música de los 90. Pero en el tour también nos llevaban a Sputnik y Buxa.
Normalmente los pubs como estos abren hasta las 3 de la mañana, y luego a partir de esa hora lo que hay son after hours que habrá millones… Pero de estos no te podemos hablar porque no fuimos a ninguno ya que al día siguiente queríamos madrugar. ¡Somos unos intensos! 😉
La comida israelí si te gustan las verduras, ¡te encantará! No son vegetarianos, pero casi… Tienen mucha variedad, y por supuesto predomina el tahini y el hummus.
¿Te parece raro ir a Tel Aviv poquito tiempo y aprender a hacer shakshuka? Pues de raro nada, que nosotros lo hicimos. En el mismo hostel donde nos quedamos a dormir hicimos el curso de cocina israelí. ¡Y estuvo super guay!
No sólo aprendimos a hacer shakshuka (es como huevos con pisto y especias) sino que aprendimos trucos de cocina, cultura israelí y conocimos a gente de todas partes. Además se puede hacer esta actividad sin que te estés quedando a dormir en el hostal.
Como curiosidades aprendimos que decir “mami” es decir que está muy bueno o muy sabroso, que los pepinos israelís son más dulces y tienen la piel más dura y que los tomates cherry se inventaron en Israel. La verdad que Shaked (el profe) era un encanto y además… ¡Hablaba español!
Este local nos encantó. Aquí puedes comer malabi, que es un postre (como un pudin) parecido a las natillas con topping que tú elijas. Lo peculiar de este sitio es que tiene una gran terraza donde es muy normal ve a la gente jugando a juegos de mesa. ¡Nosotros jugamos a las damas! Nos costó 20 shekels.
Además justo enfrente de este sitio, tienes pequeños bares con comida rápida donde puedes comer desde 20 shekels. ¡Es casi lo más barato que vas a poder comer en Tel Aviv!
Nosotros fuimos en época de granadas, ¡y qué ricos están sus zumos! Hay que decir que los hacían manualmente y que su precio depende de tu nacionalidad.
A mí me preguntaron si venía con el grupo de turistas que se acababa de ir (eran alemanes) y le dije que no, que era española. Así que primero me dijo 15 shekels, seguimos hablando y me lo dejó a 12 y finalmente me dijo que le diera 10 shekels.
Y ahora imagina por un momento que este zumo nos diera diarrea, y esa diarrea se nos complicara. ¡Puede pasar! Pues para esos imprevistos nosotros siempre vamos precavidos.
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Obviamente tienes que hartarte de comer hummus. Lo podrás comer en casi cualquier sitio y además de un plato sano es barato para ser Israel. En Yafo hay un sitio muy famoso que se llama Hummus Abu Hassan.
Y obviamente te recomendamos el que nosotros fuimos en la calle Yishkon que es “Shlomo & Doron” ya que es un tipo de hummus diferente. Tienen 17 tipos diferentes de hummus. Nosotros probamos el de shakshuka, el de falafel y el balcan y todos muy ricos.
Nosotros dormimos en Abrahm hostel que es supercentrico (la ubicación es perfecta) y su ambiente nos encantó. No es el típico hostel para gente joven. Había familias, y gente de mediana edad.
El ambiente del bar, del comedor, (ahí es donde se hacen también los cursos de cocina) nos encantó. Puedes tumbarte en una hamaca o sentarte en un banquito y el ambiente es de lo más relajado.
Nosotros siempre que podemos dormimos en una habitación privada, y esta es sencilla pero tiene todo lo necesario. Menos el secador, pero se puede pedir en recepción si lo necesitas.
Prácticamente se puede hacer excursiones por todo el país. Menos a Eilat por ejemplo que coge un poco lejos, de Jerusalem para arriba puedes ir a donde quieras. Te recomendamos Acre, porque nos encantó.
Está tan solo a 45 kilómetros al norte de Tel Aviv y ya en el siglo IV Cesarea fue un próspero puerto fenicio entre Yaffa y Acre. Luego se convirtió en una increíble ciudad grecorromana y tenía puerto marítimo, anfiteatro, teatro, tribunal de justicia, hipódromo…
Y eso es lo que se puede ver hoy en día. Sus restos. A nosotros nos pareció una maravilla el hipódromo frente al mar, y el teatro para nosotros está demasiado restaurado.
Lo que es indiscutible es la ubicación del lugar, y que se ha convertido en un lugar demasiado turístico. Cuesta 39 shekels y la gente va a pasar el día como el que va al parque. Al entrar hay demasiados restaurantes, y uno no sabe si las ruinas son de decoración a los bares o al revés.